La idea de mirar al cielo proviene de una profesión y tradición de los antepasados (pastores) que vivían en el campo, en la naturaleza, en familia, las noches de verano mirando al cielo y comentando lo que comúnmente conocemos como el carro, la artesa, la vía láctea y preguntándose qué misterio nos esconde el universo.
A partir de este gusanillo, se nos ocurrió la idea de estudiarlo y difundirlo, aprovechando nuestros cielos sin contaminación lumínica y de acuerdo con los cantos de algunos pájaros, ranas, la berrea de los ciervos, y nuestra gastronomía, intentamos que nuestros clientes disfruten de lo que nosotros tanto disfrutamos.
Tenemos una pequeña granja con animales para convivir con ellos, antes y durante la observación.